En una madrugada de los '90. en el Café Einstein, propiedad de un sujeto llamado Omar, se encontraron Indio y Gustavo. Tenían un asunto pendiente, desde hacía al menos una década; pero sus estilos de vida se habían vuelto casi opuestos incluso antes.
Indio y Gustavo se dedicaban a la pasión de la música. El problema empezó cuando Indio, todo un intelectual, logró incursionar de lleno en el arte de la música. Pero Gustavo, soberbio y glamoroso, ya se venía vanagloriando porque había logrado incorporarse al negocio de la música.
Ambos lideraban. Gustavo era partidario de la moda, lo nuevo, lo superficial. Indio era un carismático que atraía a bizarros y marginales, pero terminó atrapando al pueblo. Gustavo, a la élite.
Se sentaron juntos en una mesa. Se saludaron y felicitaron por sus proyectos, porque claro, los dos compartían profesión y vocación: músicos de rock argentino. Indio, con mayor iniciativa, rompió el hielo: -"Nene, no comprendo tus ambiciones"-, dijo. A lo que Gustavo contestó: -"Y..."- se le iluminó la mirada -"es amor lo que sangra, sobre el techo en la cúpula"-. Indio sonrío, y abandonando la breve conversación, y el mítico encuentro, replicó: -"Vamos las bandas, rajen del cielo"-.
El objetivo de la flamante bitácora, hecha para la cursada de “Interpretación de Textos” en 5º año, es, de forma parcialmente nostálgica, recordar la década de los '90 en la Argentina. Política, Economía, Sociedad, Cultura, Música, Televisión, Deporte y más, serán los campos abordados. Con el sentido común y la memoria como útiles herramientas, se analizarán las causas y consecuencias de lo acontecido en la década. En otras palabras, de dónde surgió, qué pasó, y qué nos deja hoy.
jueves, 13 de septiembre de 2012
miércoles, 12 de septiembre de 2012
"Catamarca", de Norma Elena Morandini
La Senadora Nacional por la Provincia de Córdoba, y candidata a vicepresidenta de la Nación por el Frente Amplio Progresista en las últimas elecciones, escribió en 1991 una valiosa pieza periodística sobre el caso María Soledad Morales. Este caso, a la par del caso Bulacio, el caso Yabrán-Cabezas, el caso Carrasco (Servicio Militar), el caso Barreda, el caso del ingeniero Santos, y otros tantos, signaron a la década en materia de "policiales". Es cierto, hubo atentados, hubo corrupción, hubo tráfico de armas, hubo accidentes aéreos. Pero lo que aquí sucedió fueron casos que, comprometiendo a individuos, repercutieron de manera estrepitosa a nivel nacional. Algunos implicaron también encubrimiento, otros no, pero en más de uno salió a la luz lo endeble del sistema de justicia y las fuerzas de seguridad en Argentina.
El caso María Soledad Morales fue el primer amague del derrumbe del sistema cuasi feudal en provincias del NOA. Una joven de 17 años drogada, violada y asesinada, sin culpables aparentes, con un brutal encubrimiento al tratarse de "los hijos del poder" provinciales. Las familias patricias de la provincia de ningún modo permitieron que se tocara su honor. Apellidos como Saadi que aún están en nuestra "Honorable Cámara de Senadores de la Nación" debieron defenderse y casi lo lograron. Excepto por el pueblo, la gente. Ellos se manifestaron, dando origen a las "marchas del silencio", que ya son moneda corriente en todo el país cuando de inseguridad se trata. Con activa lucha lograron hacer que se esclareciera el caso, y que se viera el lamentable statu quo de la provincia.
En su sitio web, Morandini declara:
El ensayo-crónica narra una historia trágica y conmovedora a la vez, de cómo la gente, en actitud compasiva, se manifestó al punto de acabar con la prácticamente dinastía Saadi en el Poder Ejecutivo de Catamarca. Quedaron manchados en el camino el presidente de turno (el riojano, lo vengo mencionando demasiado), el funesto Luis Abelardo Patti (a quien las rejas le llegaron tarde) y muchas familias poderosas de la provincia catamarqueña, entre otras personas.
Concluye este trabajo con la frase "Cuando el tirano cae, su poder termina. Cuando la víctima muere, su poder empieza.". No creo que haga falta especificar mucho, pero si algo se puede decir es que una joven mujer, lamentablemente pagando con su vida, generó un movimiento inigualable siempre a punto de explotar, que logró vencer incluso a la inexorable e inquebrantable autoridad, y a las maliciosas corrupción y deshonestidad.
El caso María Soledad Morales fue el primer amague del derrumbe del sistema cuasi feudal en provincias del NOA. Una joven de 17 años drogada, violada y asesinada, sin culpables aparentes, con un brutal encubrimiento al tratarse de "los hijos del poder" provinciales. Las familias patricias de la provincia de ningún modo permitieron que se tocara su honor. Apellidos como Saadi que aún están en nuestra "Honorable Cámara de Senadores de la Nación" debieron defenderse y casi lo lograron. Excepto por el pueblo, la gente. Ellos se manifestaron, dando origen a las "marchas del silencio", que ya son moneda corriente en todo el país cuando de inseguridad se trata. Con activa lucha lograron hacer que se esclareciera el caso, y que se viera el lamentable statu quo de la provincia.
En su sitio web, Morandini declara:
"Este libro nació como un reportaje. Terminó como un ensayo. No me siento escritora, apenas una cronista que busca trasponer la inevitable superficialidad a la que nos condena el trabajo periodístico. Definidos por su fugacidad, los diarios encierran una extraña paradoja: un día después son inútiles, cien años más tarde, un documento- ¿O acaso, existe algo más inservible que un diario viejo? Se utilizan para envolver huevos, rellenar carteras vacías o proteger delicadas piezas de una mudanza. Archivados, en cambio, se tornan poderosos, mitifican la historia. (...)"
El ensayo-crónica narra una historia trágica y conmovedora a la vez, de cómo la gente, en actitud compasiva, se manifestó al punto de acabar con la prácticamente dinastía Saadi en el Poder Ejecutivo de Catamarca. Quedaron manchados en el camino el presidente de turno (el riojano, lo vengo mencionando demasiado), el funesto Luis Abelardo Patti (a quien las rejas le llegaron tarde) y muchas familias poderosas de la provincia catamarqueña, entre otras personas.
Concluye este trabajo con la frase "Cuando el tirano cae, su poder termina. Cuando la víctima muere, su poder empieza.". No creo que haga falta especificar mucho, pero si algo se puede decir es que una joven mujer, lamentablemente pagando con su vida, generó un movimiento inigualable siempre a punto de explotar, que logró vencer incluso a la inexorable e inquebrantable autoridad, y a las maliciosas corrupción y deshonestidad.
¿Cómo funciona un SONY WALKMAN?
Permitáseme aclarar antes que nada que fue lo único valioso que encontré para satisfacer la consigna. Este muchacho colombiano, sin quererlo, me ha hecho un gran favor, y "a caballo regalado no se le miran los dientes".
¿Qué quiero decir? Puede que resulte algo tedioso el video. La verdad, tanto las tomas como la presentación del autor no están estratégicamente diseñadas para llamar la atención, para nada. Sin embargo, si se le pone ganas, se puede disfrutar -en caso de tener memoria o todavía coexistir con este tipo de "ex nueva tecnología"- de un nostálgico recuerdo.
El WALKMAN fue un producto de SONY que consistía en un reproductor portátil (a través del uso de pilas) de casettes. Si bien data, en su primera versión, del año 1979, entre el retraso tecnológico en Argentina que por entonces todavía existía, y la prolongación de su furor, realmente ha sido uno de los principales elementos de uso cotidiano de la juventud en los años '90. Es que los discos compactos (CD's) no se encontraban todavía tan difundidos, y existía cierta "cultura del casette" que favorecía el uso de estos aparatos. Por si fuera poco, su invento análogo pero para CD's, el DISCMAN, era impráctico por sus grandes dimensiones, y con certeza se puede decir que se lo inventó para desplazar a un rival nada fácil como lo fue el WALKMAN.
La "cultura del casette" simbolizaba un gran desafío. Esas idas a Parque Rivadavia o lugares del estilo en búsca de algún "inconseguible" de seguro habían de tener una mística bestial. O sobre todo esas largas jornadas de escuchar la radio esperando a que pasaran la canción que uno quería, con el dedo sobre el REC del equipo de música preparado, y el casette dentro, para añadir el tema deseado cuanto antes y hacer un "compilado" ciento por ciento manual. Es cierto, las nuevas tecnologías brindan comodidades únicas, y ahorran miles de procesos que antes era inimaginable evadir. Pero esa anestesia no significa que el "dolor" fuera siempre un castigo. A veces el placer excede a los límites del espacio, del tiempo, de la energía, de las ganas, etc. Se trata de sentir ese dejo de añoranza que enorgullece el propio pasado.
Al día de hoy la gran mayoría de la gente camina por la calle con auriculares. Es cierto, tienen dispositivos con memoria incorporada, con cientos de opciones más, y con una batería recargable mediante una entrada de tan sólo 9 voltios. Pero quizá el mundo sería otra cosa si en esa sucesión tecnológica no hubiese aparecido el mítico WALKMAN, que será por siempre recordado. Con humor, nostalgia o lo que fuere, se ganó su lugar.
¿Qué quiero decir? Puede que resulte algo tedioso el video. La verdad, tanto las tomas como la presentación del autor no están estratégicamente diseñadas para llamar la atención, para nada. Sin embargo, si se le pone ganas, se puede disfrutar -en caso de tener memoria o todavía coexistir con este tipo de "ex nueva tecnología"- de un nostálgico recuerdo.
El WALKMAN fue un producto de SONY que consistía en un reproductor portátil (a través del uso de pilas) de casettes. Si bien data, en su primera versión, del año 1979, entre el retraso tecnológico en Argentina que por entonces todavía existía, y la prolongación de su furor, realmente ha sido uno de los principales elementos de uso cotidiano de la juventud en los años '90. Es que los discos compactos (CD's) no se encontraban todavía tan difundidos, y existía cierta "cultura del casette" que favorecía el uso de estos aparatos. Por si fuera poco, su invento análogo pero para CD's, el DISCMAN, era impráctico por sus grandes dimensiones, y con certeza se puede decir que se lo inventó para desplazar a un rival nada fácil como lo fue el WALKMAN.
La "cultura del casette" simbolizaba un gran desafío. Esas idas a Parque Rivadavia o lugares del estilo en búsca de algún "inconseguible" de seguro habían de tener una mística bestial. O sobre todo esas largas jornadas de escuchar la radio esperando a que pasaran la canción que uno quería, con el dedo sobre el REC del equipo de música preparado, y el casette dentro, para añadir el tema deseado cuanto antes y hacer un "compilado" ciento por ciento manual. Es cierto, las nuevas tecnologías brindan comodidades únicas, y ahorran miles de procesos que antes era inimaginable evadir. Pero esa anestesia no significa que el "dolor" fuera siempre un castigo. A veces el placer excede a los límites del espacio, del tiempo, de la energía, de las ganas, etc. Se trata de sentir ese dejo de añoranza que enorgullece el propio pasado.
Al día de hoy la gran mayoría de la gente camina por la calle con auriculares. Es cierto, tienen dispositivos con memoria incorporada, con cientos de opciones más, y con una batería recargable mediante una entrada de tan sólo 9 voltios. Pero quizá el mundo sería otra cosa si en esa sucesión tecnológica no hubiese aparecido el mítico WALKMAN, que será por siempre recordado. Con humor, nostalgia o lo que fuere, se ganó su lugar.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
El liderazgo de Carlitos... ¿o no?
La siguiente es una presentación cuya consigna implicaba combinar la definición de liderazgo según un determinado marco teórico que se trabajó, con algo relacionado con la temática del blog de cada uno. Obviamente, el líder por excelencia de la década de los '90 en Argentina fue... el innombrable.
Etiquetas:
Economía,
Liderazgo,
Política,
Presentación,
Sociedad
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